(disponible en lalibredebarrio@gmail.com)
En el siglo primero de la gloria de Roma,
un pequeño minero, cuatro años,
muere bajo el derrumbe de la mina.
Su lápida tallada le
recuerda
con la cesta y el pico de un oficio de hombres.
Quienes le amaron, demasiado pobres
para hermosos sarcófagos,
quisieron evocarle y nos legaron
memoria de la infamia
y de la pérdida.
Quinto Artulo, un pequeño,
diminuto eslabón de la grandeza
del Imperio Romano que admiramos,
veinte siglos después,
sus herederos.
Sea la tierra para ti más leve
que lo que fue la vida.
Se recordó una noche mirando las estrellas
para sentirse frágil y segura
Se recordó muy joven
y aquel cielo
parecía este cielo.
Y se vio ahora,
sabiendo la distancia,
comprendiendo que el tiempo
seguiría pasando para ella
hasta no ser.
Y otra muchacha entonces,
asombrada y ligera,
bajo la luz lejana de los astros
parecería aquella
que ella fue.
Amaba
la luz de la mañana
sobre los anaqueles.
Le gustaban las tardes
de pacientes lecturas
la lámpara encendida
por la noche
sobre la mesa de escribir.
Sabía de la muerte por las señas
que ella le iba dejando
y soñó con legar su biblioteca,
ese ambiente dorado
de páginas impresas
manuscritos y tiempo,
al Monasterio.
Amaba
el tacto de los libros,
su olor como un encuentro,
la promesa
de saber y sentido
tras sus tapas.
Salvarlos para siempre
era en el fondo
como salvar su mundo.
Y aunque nunca lo supo
le derrotó un incendio.
Porque también los sueños
son mortales.
A Feijoo , que dejó su biblioteca a Samos,
donde
ardió para siempre.
Y
a mi padre.
Porque a veces la muerte es un fracaso
el hombre viudo baja la cabeza
cuando vuelve a la casa
que le cuida la madre
y cena silencioso
la sopa de la infancia.
Amada el aura dice
tu pura veste blanca
Ya es la noche y el frío
se extiende entre las sábanas.
Caminos tiene el sueño
sobre la tierra amarga.
________________________________________________________
Los ancianos se paran
para mirarse apenas
un instante en silencio.
Él reanuda la marcha.
Ella, detrás, le sigue
Y el andén se hace
largo,
casi eterno:
es el tiempo
del dolor en los pies
y el cansancio en
el cuerpo.
Un hombre en el desierto.
Un hombre
caminando sin alma
de tanto comenzar
desde el fracaso.
Un hombre que no puede
volver como vencido
ni atravesar la línea
hacia el futuro.
Un hombre.
Fijos los ojos negros, negra
la piel sobre su cuerpo.
Un hombre.
Un hombre abandonado
de su dios y los hombres.
Un hombre
sobre la arena clara del desierto.
Expulsados.
Marruecos, frontera con Argel,
Otoño del 2005 en la memoria
Otoño del 2005 en la memoria
Lo que la gente tira
porque él pasará
después a recogerlo,
ha sido ya guardado
en el carro que empuja
desde el amanecer de
cada invierno
y cada otoño,
cada verano
y cada primavera.
Ahora camina
enrojecido y turbio,
con los ojos perdidos
y la boca
entreabierta, como siempre
que acaba su jornada,
la basura entregada con
la vida
a cambio de un jornal
para beberse.
Ciudad que no se
guarda de la vida,
calle que no se oculta
de la sombra,
casa que no protege de
la espada
que ha levantado el
viento de la tarde.
Tienen tu voz la
muerte y la alegría,
tienen tu tacto el
roce y el abrigo,
tienen tu olor la
estancia y la intemperie
que se enlazan
insomnes a mis manos.
Ciudad sin geografía
en la que habito,
duelen tus callejones
sin salida,
tus plazoletas solas,
los balcones
oscuros y vacíos de
tus casas.
Mío el camino ciego de
mis pasos,
mío el afán secreto de
mi sangre,
mío el miedo sagrado
de mi frente.
Ciudad, ciudad,
ciudad, ¿dónde he perdido
los planos de mi viejo
territorio?
De la tristeza vengo,
a tus portales.
________________________________________________________
Si el tiempo te ha vencido
y ha doblado tus sueños
ha sido dulcemente
pese a todo.
Y tu tristeza tiene
labios que la pronuncian
y la ahuyentan.
Si este tiempo doblega
la promesa que
hiciste,
mira bien: es la vida
que no has querido nunca
dejar fuera.
La vida que te busca
entre dos luces,
las últimas del día,
para que abras la puerta
y la recibas.
No podrás evitarlo:
de su mano,
de nuevo la intemperie
jugando con la dicha y la desdicha.
Pasa el tiempo su mano y se demora
aquí, sobre la piedra
labrada de la iglesia,
pequeña, hermosa , sola,
construida hace
siglos
para gloria de un dios
y para cuenco
de la fe de los hombres
y las mujeres pobres
de esta tierra de montes,
que rezaron
a la luz de las lámparas de aceite.
Ningún recuerdo ya de su esperanza,
su dolor o su ira.
Sólo la piedra, el pórtico,
la estancia
y el olvido.
________________________________________________________
Viniste cuando apenas
era el mundo tu mundo,
un amor, una vida, la
sorpresa
de los lugares nuevos deslumbrando.
Volviste varias veces después de la derrota
de todo aquel fulgor. Una mano querida
tomándote la mano,
otro amor, otra historia, la serena
convicción de saberte en el camino
a un porvenir pensado por los dos.
Este bello edificio que se arruina
te recuerda esta noche
que has perdido dos veces
el amor y la vida.
Y el tiempo que amenaza derribarlo
comienza a dibujar
sobre tu historia
ese mismo destino de abandono.
________________________________________________________
Tierra será mañana
esta locura,
de ser como si el
mundo no existiera
tierra será el amor y
tierra su ternura.
Tierra será mañana la
cordura
y tierra tú y mi cuerpo, y el olvido
del tiempo en las
ventanas detenido.
Y este alegre anticipo
de la dicha,
y este frágil deseo
que nos cierra,
tierra serán sobre la
tierra y tierra
serán duelos y culpas.
Y la entera
decisión de vivir tan
divididos,
tierra será también. Y
su sentido
tierra.
________________________________________________________
________________________________________________
_________________________________________
PERO BUENO!!! HAY OTRO QUE NO CONOCÍA.
ResponderEliminarMEJOR